Colegio Superior para la Educación Integral Intercultural de Oaxaca
Bachillerato Integral Comunitario No.45
San Pedro Ñumí
C.C.T.20EBD0045Z
Módulo III: Ciencia y Comunidad
Literatura I
``Antología de fábulas para curar el alma´´
Asesora:Ángela Soledad Rivera
Alumna:Jacqueline Sosa Martinez
Siclo escolar: Agosto 2016-Enero 2017
"La derrota no es el peor de los fracasos. No intentarlo es el verdadero fracaso"
Fedro





Félix
María Samaniego


BIOGRAFÍA


"La derrota no es el peor de los fracasos. No intentarlo es el verdadero fracaso"
PROLOGO
la presente antología está estructurada a base de diez maravillosas fábulas de los autores más destacados de este mundo literario, por mencionar a: Fedro, Esopo, Jean De La fontaine, Félix María Samaniego, Augusto Monterroso.seleccionando las mejores obras, según mi criterio de comparación, tales como:el espejo que no podía dormir,los dos amigos y el oso,el asno y su mal compañero y las dos perras.
como compiladora le aseguro que se divertira mucho leyendo las fábulas contenidas aquí mismo, puesto que, he dedicado tiempo y dedicación para leer diversas obras y seleccionar las mejores para el lector.
Fedro
Gayo Julio Fedro; Macedonia, hacia 20-15 a.C. - hacia 50 d.C.)
Fabulista latino de la época imperial, autor de cinco libros de fábulas en
verso. Los pocos datos que se conocen de su biografía nos han llegado a través
de su propia obra. Nació durante el principado de Augusto (entre los años 20 y
15 a.C.), en la provincia romana de Macedonia, posiblemente en Pieria, según se
lee en el prólogo al libro III, vv. 17-20, donde el poeta se muestra orgulloso
de haber nacido en la tierra patria de las Musas (en el monte Pierio).
Aunque
era esclavo, recibió una esmerada educación desde joven (sobre todo en latín,
puesto que su lengua natal era el griego). Esto hace suponer a los críticos que
fue llevado a Roma siendo todavía niño y que allí entró a formar parte del
grupo de esclavos de Augusto, del que luego fue liberto. Este dato se encuentra
en el título del principal manuscrito de Fedro (Codex Pithoeanus,
del siglo IX), que lo presenta como "liberto de Augusto".
Fabulas
Un cazador y un perro
FEDRO
No teniendo éste nada de cobarde, se había
hecho
Digno de las
complacencias y agasajos de su amo, por
El ardor que
desplegaba en la lucha contra toda suerte
De fieras, aun las
más feroces; pero aquella naturaleza
Robusta y vigorosa
comenzó a declinar, sin dura con el
Peso de los años.
Echósele a reñir en tal sazón con un
Jabalí, y bien pronto
hizo presa en una oreja; mas hubo
De soltarla, por
tener los dientes ya cariados.
Sentido de ello el
cazador, increpaba al perro; y él,
Aunque viejo,
respondió valientemente: «No me falta
Empuje, sino fuerzas.
Alabábasme en otro tiempo por
Lo que valía; y ahora
me desprecias, porque no soy ni
Aún sombra de lo que
fui.»
Bien entiendes tú,
Fíleto, a donde tiran y se encaminan estas cosas que yo escribo.
El tiempo todo lo
acabe y consuma

Las dos perras
Una perra solicitó de
otra permiso para echar en su choza la cría, favor que le fue otorgado sin
dificultad alguna; pero es el caso que iba pasando el tiempo, y nunca llegaba
el momento de abandonar la choza que tan generosamente se le había cedido,
alegando, como razón de esta demora, que era preciso esperar a que los
cachorrillos tuviesen fuerzas para andar por sí solos.
Como se le hiciesen
nuevas instancias, pasado el último plazo que ella misma había fijado, contestó
arrogantemente: «Me saldré de aquí, si tienes valor para luchar conmigo y con
mi turba.»
Si dais entrada al
malo en vuestra casa, os echará de ella.

Esopo
(S.VI a.C.) Escritor griego. Uno de
los más antiguos géneros de la literatura universal es la fábula, un tipo de
relato breve protagonizado por animales personificados cuya finalidad didáctica
se explicita en una moraleja final. La Grecia clásica atribuyó a Esopo la
invención de este género, igual que asignó a Homero la paternidad de la épica.
Hasta muchos siglos después no se dudó de la existencia efectiva de ambos,
señalando además la perfecta antítesis entre las dos figuras: Homero como cantor de las gestas de
los héroes, Esopo como retratista de la plebe, de las debilidades humanas bajo
aspecto de animales. En ambos casos, numerosas ciudades se disputaron el honor
de ser su cuna.
Fábulas
Las ranas y el
pantano seco
Vivían dos ranas en
un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por lo cual lo abandonaron
para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un profundo pozo repleto de
agua, y al verlo, dijo una rana a la otra:
-- Amiga, bajemos las
dos a este pozo.
-- Pero, y si también
se secara el agua de este pozo, -- repuso la compañera --, ¿Cómo crees
que subiremos entonces?
Al tratar de
emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella.

El
cojo y el ciego
Un
cojo y un ciego llegaron, cierta vez, a la orilla de un rio que tenían que
vadear. Ante esta dificultad, dijo el cojo al ciego:
–
Aquí hay un vado bastante bueno, pero, a decir verdad, mi única
pierna no me permite cruzarlo.
– Yo
lo pasaría si pudiese ver –apuntó el ciego-; pero como me falta la vista,
temo resbalar. ¿Qué hacemos?
–
¡Magnífica idea me ha venido! –exclamó el cojo, reaccionando-. Escucha: tus
piernas serán mi sostén y mí vista nuestra guía. Ayudándonos así, pasaremos el
río.
Dicho
y hecho, el cojo se acomodó sobre los hombros del ciego y ambos
alcanzaron, felices y seguros, la ribera opuesta, llegando a la ciudad sin
novedad.
‘Un individuo puede
hacer grandes cosas, pero dos pueden hacer maravillas‘.

Jean de La
Fontaine
(Château-Thierry,
Francia, 1621-París, 1695) Poeta francés cuya fama se debe a sus doce libros de
Fábulas, consideradas modelo del género. Nació en una familia acomodada: era el
hijo mayor de un consejero del rey encargado de la guarda de dominios forestales
y de caza. A su llegada a París, en 1635, fue novicio en una orden religiosa
durante un año y medio y luego siguió estudios de derecho. En 1652 compró el
cargo de maestro particular trienal de Aguas y Bosques y en 1658 heredó de su
padre otros dos semejantes. El ejercicio de sus funciones le dio ocasión de
observar la vida rústica y le permitió consagrarse a las letras al mismo
tiempo.
En 1654 dio a
conocer una adaptación de la comedia de Terencio, El eunuco, que le valió los
favores del ministro de Finanzas Nicolás Fouquet, a quien en 1658 dedicó su
poema Adonis, inspirado en Ovidio, y al que en adelante proporcionó madrigales,
sonetos y otros versos a cambio de su mecenazgo. Le Songe de Vaux,
manifestación de la estética galante, obra interrumpida por la caída en
desgracia de Nicolás Fouquet en 1661, también estuvo dedicada a la gloria de su
protector. Arrestado éste, La Fontaine le manifestó su apoyo componiendo la
Elegía a las ninfas de Vaux como una especie de apelación dirigida al rey.
Privado de apoyo y tras una temporada en el exilio, buscó un nuevo protector en
la persona del duque de Bouillon. Frecuentó los salones y al mismo tiempo
estableció contactos con los medios jansenistas.
Fabulas
El asno y su
mal compañero
Un caballo
joven y desconsiderado caminaba felizmente junto a un asno viejo, que iba muy cargado por
los fardos y que había cargado su amo sobre su lomo. El asno, muy fatigado,
imploró ayuda a su compañero, y este le dijo:
- Te pido,
amigo, que me ayudes a cargar la mitad de lo que llevo encima, para ti sería
como un juego, en cambio para mi sería un enorme servicio, ya que siento que
estoy a punto de desmayarme.
Pero el caballo se negó a prestarle ayuda,
riéndose del burro. Continuaron caminando, hasta que el asno no aguanto más y
cayó desfallecido.
Al ver esto,
el caballo se dio cuenta de lo mal que había actuado y ahora el amo, quitó toda
la carga que transportaba el burro y la colocó encima de él.
Moraleja: Es
preciso ayudarse mutuamente, porque si falta tu compañero su carga terminara en
tu espalda. 

La rana que
quiso hincharse como un buey

Una rana que
se encontraba en una charca, vio un día acercarse a un buey a beber un poco de
agua, y le llamo la atención el gran tamaño del animal. La ranita era muy pequeña, no más
grande que un limón. Al ver al corpulento buey se llenó de envidia y decidió
hincharse hasta igualarlo en tamaño.
La ranita
mientras se iba hinchando les preguntaba a sus compañeras:
-¿Me he
hinchado bastante para igualarlo? ¿Ya soy tan grande como él?
-No.
-¿Y ahora?
- Tampoco.
-¡Ya lo
logré!
-¡Aún estás
muy lejos!
Y la pobre
rana se hinchó tanto que reventó.
Moraleja: El
mundo está lleno de mediocres, que por envidia, se muestran ante los demás como
grandes señores.
Félix
María Samaniego
(La guardia,
1745- id., 1801) Escritor español, famoso por sus Fábulas morales.
Junto con Tomás de Iriarte es considerado el mejor de los fabulistas españoles;
la violenta enemistad surgida entre ambos ha pasado a la historia de la
literatura.
Perteneciente a una familia noble y rica, tras los primeros
estudios (llevados a cabo en el hogar paterno) fue enviado a cursar derecho a
la Universidad de Valladolid, donde permaneció dos años sin llegar a concluir
la carrera. En un viaje de placer a Francia se entusiasmó con los
enciclopedistas, y se quedó mucho tiempo en tierra francesa; allí se le
contagió la inclinación a la crítica mordaz contra la política y la religión
tan grata a los hombres del siglo, y cierto espíritu libertino y escéptico que
le indujo a burlarse de los privilegios y a rechazar, incluso, un alto empleo
en la corte que le ofreció el conde de Floridablanca.
Fabulas
Los dos amigos y el oso
A dos
Amigos se aparece un Oso:
El uno,
muy medroso,
En las
ramas de un árbol se asegura;
El
otro, abandonado a la ventura,
Se
finge muerto repentinamente.
El Oso
se le acerca lentamente;
Más
como este animal, según se cuenta,
De
cadáveres nunca se alimenta,
Sin
ofenderlo lo registra y toca,
Huélele
las narices y la boca;
No le
siente el aliento,
Ni el
menor movimiento;
Y así,
se fue diciendo sin recelo:
«Este
tan muerto está como mi abuelo.»
Entonces
el cobarde,
De su
grande amistad haciendo alarde,
Del
árbol se desprende muy ligero,
Corre,
llega y abraza al compañero,
Pondera
la fortuna
De
haberle hallado sin lesión alguna,
Y al
fin le dice:
«Sepas
que he notado
Que el
Oso te decía algún recado.
¿Qué
pudo ser?»
«Diréte
lo que ha sido;
Estas
dos palabritas al oído:
Aparta
tu amistad de la persona
Que si
te ve en el riesgo, te abandona.»

Una Tortuga a un Águila rogaba
Le enseñase a volar; así le
hablaba:
"Con sólo que me des cuatro lecciones
Ligera volaré por las regiones:
Ya remontando el vuelo
Por medio de los aires hasta el cielo.
Veré cercano el Sol y las estrellas
Y otras cien cosas bellas.
Ya, rápida, bajando,
De ciudad en ciudad iré pasando:
Y de este fácil delicioso modo
Lograré en pocos días verlo todo".
El Águila se rio del desatino.
Le aconseja que siga su destino
Cazando torpemente con paciencia,
Pues lo dispuso así la Providencia.
Ella insiste en su antojo ciegamente.
La reina de las aves prontamente
La arrebata, la lleva por las nubes.
"Mira, -le dice- mira cómo subes".
Y al preguntarle, dijo: "¿Vas contenta?"
Y la deja caer y la revienta.

Moraleja: Para que así escarmiente quien
desprecia el consejo del prudente.
Augusto Monterroso
BIOGRAFÍA
Augusto Monterroso nació el 21 de diciembre de 1921 en
Tegucigalpa, Honduras, era hijo de la hondureña Amelia Bonilla y el
guatemalteco Vicente Monterroso. En su casa reinaba un ambiente bohemio. La
familia regentaba una imprenta que editaba el periódico Sucesos. A los once
años abandonó la escuela y se volvió autodidacta.
En 1936 la familia se trasladó a Guatemala, donde pasó su
infancia y juventud. Fundó en 1940 la Asociación de artistas y escritores
jóvenes de Guatemala. Publicó sus primeros cuentos en la revista Acento y en el
periódico El Imparcial, mientras trabaja clandestinamente contra la dictadura
de Jorge Ubico. Firmó el Memorial de los 311, en el que se pedía la renuncia de
Ubico y, tras la caída del dictador, creó con otros escritores el diario El
Espectador. Finalmente fue detenido por orden del general Federico Ponce Valdés
y tuvo que exiliarse a México. Poco después triunfó en Guatemala el
gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz y Monterroso fue nombrado para un
cargo menor en la embajada de Guatemala en México. Su destino quedó ya ligado a
México, donde permanecería el resto de su vida, desde 1945 hasta 1952 en la
Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1952 publicó en México «El concierto» y «El eclipse», dos
cuentos breves.
Fabulas
El espejo que no podía dormir
Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y
nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía
razón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches los
guardaban en el mismo cajón del tocador dormían a pierna suelta satisfechos,
ajenos a la preocupación del neurótico.

El Perro que Quería ser Hombre
En la casa de un rico mercader de la Ciudad de México, rodeado
de comodidades y de toda clase de máquinas, vivía no hace mucho tiempo un Perro
al que se le había metido en la cabeza convertirse en un ser humano, y
trabajaba con ahínco en esto. Al cabo de varios años, y después de persistentes
esfuerzos sobre sí mismo, caminaba con facilidad en dos patas y a veces sentía
que estaba ya a punto de ser un hombre, excepto por el hecho de que mordía,
movía la cola cuando encontraba a algún conocido, daba tres vueltas antes de
acostarse, salivaba cuando oía las campanas de la iglesia, y por las noches se
subía a una barda a gemir viendo largamente a la luna.

Elegí estas fábulas por que estan bien bonitas y por que dejan reflexiones a los lectores, la que más me gustó lleva por nombre "los dos amigos y el oso" del autor Félix María Samaniego.
Qué bien que hayas hecho la antología, pero me hubiera fascinado si le hubieras dado un poco de estructura, lo que pasa, es que algunos textos se ven muy juntos y parece que es un texto demasiado extenso.
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